Meridia, tierra de oportunidades:
Meridia, la primera ciudad democrática de todo Draêen, el lugar idóneo para realizar todo tipo de negocios y encontrar cualquier cosa que uno necesite. Centro de todas las disputas entre las dos grandes comunidades humanas del continente, Curlayn y Menothar. Esa rivalidad se ha visto reflejada en la política del lugar, así como en el constante tira y afloja de los contendientes, enfrentamiento que por desgracia desembocó en tragedia, aunque demostró que el hombre es capaz de fraguar grandes alianzas por el bien de los suyos.
Lord Armand de Meridia, un hombre entrañable y pacífico intentó que la ciudad prosperase lo mejor posible durante los 4 años que duró su mandato. Su imparcialidad era digna del mejor árbitro, y existía cierto equilibrio entre los miembros del consejo y las decisiones que se tomaban.
La ciudad se erguía a los pies de las imponentes montañas Nantars, unos picos escarpados que no pocos los tachaban de malditos, pues tiempo atrás, era terreno vedado para los viajeros, pues los caminos eran inseguros, apareciendo animales salvajes con un apetito voraz, bandidos y hasta algunos, entre copa y copa en alguna taberna hablaban de haber divisado pequeños grupos de orcos en la lejanía, pero eso, al igual que otras muchas cosas, son habladurías en ésta ciudad, pues raro es el día en el que no se cuente algún rumor o cuchicheo acerca de extrañas gentes deambulando por sus calles. No hay más que poner un pie en Meridia para comprobar la veracidad de esos variopintos rumores. Humanos, elfos y orcos pasean apaciblemente sin importarle a cada uno lo que haga su vecino. Es un lugar neutral para cualquier viajero, donde realizan sus negocios sin demasiados problemas raciales.
La pluralidad cultural y religiosa se acentuó durante el periodo de elecciones, pues era una oportunidad única para llevar a cabo negocios en la ciudad o promocionarse en cualquier ámbito, por lo que a la misma llegaron integrantes de diferentes culturas y agrupaciones religiosas, pero una de ellas sobresalió del resto holgadamente, una tal Lady Saddia y sus aprendices llegaron a Meridia para promover el Culto a la diosa Ismachá, promotora de todo lo lujurioso y obsceno. Se autoproclamaban el Culto de la Carne , y resultaron ser un medio de escape para descansar de la ajetreada vida política y comercial de las gentes del lugar. Las prácticas del Culto de la carne no eran bien vistas por algunos, especialmente por La Sagrada Palabra, que disponía de una pequeña iglesia en la ciudad e intentaba por todos los medios acaparar toda la atención religiosa. Para no ver arriesgada su supremacía, el abad regente proclamó la guerra a dicho culto, existiendo una caza de brujas durante el periodo de elecciones. Éste nuevo protagonismo hizo que el número de seguidores de los ya conocidos cultos de Isthar y Nephil decayera peligrosamente, llegando casi a su extinción en la zona.
La jornada anterior al día de las elecciones resultó ser un devenir de negociaciones y acuerdos de diversa índole. Representantes tanto de las diferentes tribus de Menothar como de las más importantes casas de Curlayn se daban cita aunque, tal vez por una mayor cercanía territorial o un mejor trabajo por parte de sus representantes en el consejo, los Menothies superaron en seguidores a sus rivales, principalmente por una mayor representación física en la ciudad y unos miembros más audaces, cosa que desembocaría más adelante (no se sabe si por casualidad o premeditadamente) en el alzamiento al poder de un representante de los suyos.
Más allá del mundo conocido :
Meridia siempre ha sido conocida por la pluralidad de las gentes que pasea por sus calles. Visitantes de diversas culturas y razas siempre han coexistido con no demasiados problemas en la ciudad, pero unos nuevos viajeros revolucionaron la ya de por sí frenética jornada anterior a las elecciones. Aun pareciendo elfos, ellos se denominaban "Uriet Him". Seres venidos de tierras más allá de los mares que rodean Draeen, con un misterioso cometido de suma importancia. Su mera presencia daba al ambiente un aura de misticismo y solemnidad que hacía abrirles paso entre la muchedumbre.
Pero más allá del descubrimiento de seres que no pertenecían a Draeen, era el hecho de su proveniencia. Nadie había podido salir del continente de Draeen a causa de las fuertes tormentas que acusaban las aguas cercanas a la costa. Una frontera tormentosa que era capaz de hundir y destrozar a la embarcación más preparada. Ésto siempre ha sucedido desde que los eruditos y escribas conocen de la historia Draenita. Hasta el día de hoy.
Las tormentas, no se sabe por qué razón, han amainado, y los Uriet Him han hablado de continentes enteros plagados de hombres, enanos y elfos más allá del océano. Un nuevo mundo se abre ante los habitantes de Draeen, y la revelación se ha producido en la recóndita Meridia, el lugar que menos se preocupa de las desgracias o devenires ajenos. Bastante ocupados están con sus tejemanejes políticos y comerciales.
Aun así, durante la noche anterior al gran día de las elecciones, sucedieron acontecimientos que pocos sabrían describir. Los que dominaban las artes mágicas se percataron de que misteriosas energías se desataban en la ciudad. Revuelos de diversa índole se sucedían en los alrededores. Tanto los Uriet como muchas otras personas subían y bajaban por las calles en lo que algunos tacharían de histeria colectiva. Muchas historias se recuerdan de esa noche. Algunos hablan de criaturas de tez oscura deambulando entre las sombras, otros de que los mismísimos muertos se alzaban de sus tumbas en el cementerio... habladurías varias que nadie ha confirmado ni desmentido, pero que supusieron el comienzo de una jornada que muchos recordarán el resto de sus vidas.
La criatura oscura:
El sol se alzó lentamente en un cielo ataviado de nubes grises. Por fin, tras una jornada larga y complicada, llegó el día en el que Meridia quedaría definida para los siguientes 4 años, lo que nadie sabía es que esa marca se teñiría con sangre. Durante toda la noche se avistaron varias partidas de orcos bajando por las laderas de las Nantars, llegando algunos hasta penetrar en la ciudad en lo que fue considerada una de las noches más difíciles que se recordaban tras los muros de la ciudad, aunque solo resultó ser un preludio de lo que estaba por venir.
Además, esa mañana acaecieron varias desgracias que supusieron duros golpes para la ciudad, como el encarcelamiento y posterior asesinato del abad de la Sagrada palabra o la quema de la Arboleda druídica que ostentaba el archimandrita Menothí. El caos y el descontrol reinó durante esos momentos en Meridia.
Y cuando parecía que ya nada podía ir peor, una bruma rojiza empezó a emanar de entre las lindes de los bosques que se erguían a los pues de las Nantars, fenómeno que sirvió de anunciamiento al descomunal ejército de orcos que se dirigía velozmente hacia las puertas de la ciudad. Rápidamente, todos los hombres de armas se parapetaron en las puertas de la ciudad, con la intención de defender la tierra que tanto había sufrido éstos días, y que pertenecía legítimamente a los humanos de Draêen, ya fueran Curlaynitas, Menothies o de cualquier otro punto del continente. La tierra de las oportunidades debía ser defendida, y por unas horas, las disputas políticas y raciales se dejaron de lado para unir las manos en pos de una finalidad común, salvar Meridia.
La batalla fue agotadora y dramática. Los valerosos miembros del clan de la estrella se dispusieron al frente de la defensa, y gracias a sus tácticas de batalla y el buen hacer de sus integrantes, lograron organizar una inexpugnable defensa, que ayudada por los numerosos arqueros y lanceros que se encontraban en la ciudad, detuvieron el ataque evitando así que los orcos penetrasen a través de las murallas.
De pronto, las hordas de orcos se detuvieron como si el tiempo se hubiera congelado, y de entre sus filas apareció la criatura que a día de hoy sigue apareciendo en las pesadillas de los que sobrevivieron al ataque. Una informe masa de carne, tentáculos y cuencas oculares levitaba ante los perplejos ojos de todos, acompañado de lo que parecía ser su ayudante y portavoz, una bella dama con la piel color azabache y mirada penetrante, que se refirió a la criatura con el nombre de Azeroth, señor de las Nantars y amo de la ciudad de Meridia. Tras lo que pareció ser un mensaje de advertencia a los habitantes de la ciudad, ambas figuras desaparecieron en una espesa bruma, retomándose la contienda con más fiereza que antes si cabe, y dando buena cuenta de las tropas de esa demoniaca criatura. Azeroth, amo de Meridia... Nadie lo podía permitir, aunque muy pocos supieran a ciencia cierta el motivo de ésta aparición.
Trágico desenlace:
Momentos después de tan arduo enfrentamiento, las campanas del todavía humeante y parcialmente destruído templo de Ylius comenzaron a repicar. Una llamamiento de urgencia tuvo lugar a las puertas del Ayuntamiento, pues un terrible acontecimiento había acaecido mientras la ciudad se defendía como podía de los ataques del enemigo.
Al parecer, Lord Armand había fallecido en extrañas circunstancias que no se aclararon de forma concisa. En su lugar, Beila, consejera Menothí de la Tribu del Halcón ocuparía el puesto de Alcaldesa provisional hasta las aplazadas elecciones que si nadie lo impedía, decidirían el destino del puesto más alto en la cadena de mando Meridiana. Nadie daba crédito a lo sucedido, y poco a poco muchos rumores empezaron a viajar de boca en boca, desde un asesinato hasta una traición mayor por parte de los Curlaynitas…
Ahora el destino es incierto, y poco a poco comienzan a surgir revelaciones acerca de la misteriosa criatura Azeroth, como la traición por parte de Lord Drakken, un insigne miembro de la ciudad que durante la batalla combatió del lado de la criatura… otros tantos fueron delatados como traidores, incluído el mismísimo hijo del recientemente fallecido Armand, Dorian Ataulfo, que aprovechó el revuelo en la ciudad para sembrar el caos y realizar todo tipo de negocios oscuros con su socio Drakken. Ambos se encuentran ahora en paradero desconocido.
¿Qué sucederá ahora en Meridia? ¿Quién estará destinado a gobernar en la ciudad? ¿Se revelará el misterio de Azeroth?...